Llegan en el mismo diario dos noticias. Un grupo de 11 magistrados revestidos de toda la parafernalia de sus cargos (¡vaya foto la de portada de El País!) ha conseguido hundir la carrera de uno de los jueces más honestos de este país, rizando así el rizo del despropósito, después de que un jurado popular absolviera a dos políticos corruptos investigados por el juez ahora condenado.
La otra noticia viene de Nerja donde es posible que unas antiguas pinturas rupestres encontradas en las famosas cuevas fueran realizadas por neanderthales, antecedentes, ya saben, del Homo sapiens. Nuestros lejanos parientes ya apuntaban dotes creativas, eran capaces de hacer cosas bellas por el simple placer de hacerlas, de ir más allá del rutinario comer, dormir, procrear y morir. Arte, en suma.
Los tiempos que nos ha tocado vivir están consiguiendo acabar con el arte y la creación. Las políticas económicas de la derecha imperante en los países hegemónicos, han impuesto la especulación y la corrupción como modelo económico. La parte más hermosa del ser humano, la que construye cosas, elabora belleza, objetos cotidianos útiles o simplemente admirables, parece ser de poco interés hoy día. Si no sabes especular, engañar, aparentar y comportarte como un zafio, no estás listo para medrar.
Por regatearnos, a los artistas hasta nos regatean los pocos derechos de autor con los que compramos lo más valioso para un creador: tiempo. Tiempo para pensar, probar, ensayar y elaborar nuestro trabajo con cariño y sin prisas, para que nuestra obra no sea un exabrupto y aprendamos algo durante el proceso creativo. Parece ser que la cultura debe ser gratis y eso implica que nuestro trabajo debe ser generosamente cedido a cambio de nada, colocado en la famosa nube para que cualquier lo pueda descargar.
Pero da lo mismo, porque los tiburones de la economía y los calzonazos de la política se están encargando de que el arte se ciña a lo que a ellos les conviene: modelos de inversión y especulación (es interesante el editorial del número 56 de la revista Arte, por cierto, que cuestiona la utilidad de los intermediaros en el mercado del arte). No es de extrañar, por tanto que un lamentable personaje como Damian Hirsch obtenga grandes beneficios de sus campañas de marketing, contribuyendo de paso al desconcierto del público de a pié y a su alejamiento cada vez mayor del mundo del arte.
Estuve leyendo una famosa novela de Jack London. El Talón de Hierro no es la típica aventura por el Yucón en busca del oro. Es la crónica de la llegada al poder de la plutocracia y las oligarquías y se me encogió un poco el alma. La novela va narrando la manera en que los que poseen el dinero van llevando a la quiebra al pequeño productor, dirigiendo la producción a su antojo, elaborando mentiras y complots para encarcelar o ingresar en manicomios a las mentes más libres, concentrando el poder en muy pocas entidades financieras, ocupando los medios de comunicación y eliminando, por fin cualquier capacidad de crear en libertad. ¿Os suena algo?
No todos los días puede uno usar el blog para hablar de las alegrías y sinsabores de su pasar por el mundo del arte. A veces no queda más remedio que utilizar esta pequeña ventana de libertad para decir que estoy harto, que me resisto a avergonzarme de ser ciudadano de este país y que si hay justicia de verdad habrá 11 ciudadanos que sí debieran avergonzarse y que lo que me queda de ternura y comprensión prefiero guardarlo para esas toscas manos de neanderthal que hace 40 o 50 mil años dibujaron una foca en las cuevas de Nerja.
I’m inspired by two different news in the journal. A group of 11 judges lined with all the regalia of his profession (what a picture at the cover of El País!) has managed to sink the career of one of the most honest judges in this country, and in the limits of the absurd, after a popular jury acquitted two corrupt politicians investigated by the judge now sentenced.
The other news come from Nerja (Málaga) where old wall paints representing seals were found in famous local caves, and could likely be attributed to Neanderthals. Our distant relatives would already show some creative talent, being able to do beautiful things just for the fun of it, to go beyond the routine: eat, sleep, procreate and die. Art, in short.
The times we are forced to live are sweeping away with art and creation. The neoconservative economic policies prevailing in the hegemonic countries have imposed speculation and corruption as an economic model. The most admirable capabilities of the human being, building things, producing beautiful everyday objects, seems to be of little interest today. If you cannot speculate, deceit, subterfuge and behave like a boor, you’re not ready to thrive.